Fran Martínez /Fotos- Fran Martínez/ - 01 Diciembre de 2010
- Hora: 21.00 -Precio: 50 euros -Lugar: Palacio Vistalegre (Madrid) -Promotor: DoctorMusic
Público: Lleno
Se apagan las luces. En escena, 10.000 personas, gritando como nunca antes, hacen vibrar el suelo mientras cuatro figuras toman sus posiciones en el escenario: los cuatro Followill andando a través de una cortina de humo rojo.
La locura se descontrola con el bajo de Crawl, sin duda una de las mejores apuestas para empezar y conquistar a todo el pabellón. Le siguió la poderosa Molly's Chambers acompañada de miles de gargantas cantando este fabuloso himno.
Y llegó el momento, Radioactive, el momento de saber si su nuevo disco, Come Around Sundown, se queda en bueno o en espectacular en directo. Ganó la segunda opción. Radioactive consiguió tal fuerza que parecía que los de Nashville la llevasen tocando años.
Fans y Reverly estuvieron a la altura, no podía ser menos de dos números uno. La primera sorpresa escénica surgió en Mary, cuando una enorme bola de luces iluminó el Palacio con miles de estrellas acompañando los magníficos coros de la canción.
The Inmortals, The Bucket, The End y No Money fueron las siguientes, reafirmando la contundencia en directo del nuevo disco, sobe todo ésta última. La explosiva Four Kicks fue la siguiente y, de nuevo, el suelo retumbó con los primeros acordes de Notion.
Pyro, On Call y Back Down South, conformaron la parte calmada del concierto, tiñendo, ésta última, el recinto con un aire sureño muy acogedor.
Los espectadores ni se imaginaban el final de concierto que les esperaba. El éxtasis comenzó con Manhattan, desgarradora hasta el límite, fue seguida por la siete-minutera Knocked Up. Y llegó Use Somebody. Las gradas estuvieron a punto del derrumbe debido a los 10.000 acompañamientos de los coros que llegaron a enmudecer a Caleb. Y tras esto, un descanso. ¿Seguro? Puede que Caleb, Jared, Nathan y Matthew descansaran, pero no los asistentes.
El destroze de gargantas fue recompensado con Closer y la admiración de ver a Matthew, el guitarrista, tocar la guitarra con la boca en casi toda la canción. No dejaron tiempo de asimilar el final de este tema, ya retumbaba en nuestros oídos el riff de Sex On Fire que, de nuevo, fue solapada por las miles de voces que acompañaron al cuarteto. Teléfonos al aire para que los desafortunados que no pudieron asistir escuchasen, malamente, este himno de himnos.
Finalizaron con Black Thumbnail, ya típico en sus conciertos pero, deja tan buen sabor de boca en directo que sería una pena no haberla escuchado. Sobre todo por el final, el momento en que el fondo del escenario, decorado con centenares de focos, empezó a explotar; la pirotecnia mejoró lo que parecía inmejorable.
Al final, 90 minutos de locura psiquiátrica que pueden parecer cortos si no tienes en cuenta el enorme repertorio que tocaron, 21 números uno.
En cuanto al sonido, consiguieron no sonar muy mal, para lo que es el Palacio de Vistalegre.
La selección de canciones, inmejorable. Le dieron la misma importancia al nuevo disco que a los cuatro anteriores. Sin duda, un detalle que les coronó en Madrid.
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