viernes, 3 de diciembre de 2010

The Bloody Beetroots Death Crew 77


Víctor Sánchez /Fotos- Víctor Sánchez/ - 02 Diciembre de 2010
- Hora: 22.00 -Precio: 30 euros -Lugar: La Riviera (Madrid) -Promotor: Intromúsica
Público: Mitad aforo

Welcome to the Church of Noise.
Como si de un templo al ruido se tratase, anoche, La Riviera se transformó en la Iglesia del sonido más ecléctico, sublime y bailable que hasta el momento había ofrecido.
Pasadas las diez de la noche y con la mitad del auditorio llenando el lugar, el dúo italiano compuesto por Bob Rifo y  Tommy Tea (The  Bloody Beetroots) junto al batería Edward Grinch (Death Crew 77) saltaron al escenario para dar caña y mucha tralla.


El responso inicial, FFA 1985, supuso una suavidad que desencajó a los fans, que ansiaban estallar en locura anárquica desde el comienzo. Poco a poco, los dj´s fueron forjando los tiempos consiguiendo la dinámica que todos deseábamos: no parar ni un segundo de mover el jodido cuerpo.
Así es como, ayudados de un magnífico juego de luces y efectos visuales, pincharon, mezclaron y tocaron todos los temas de su trabajo, Romborama (2009).

La sana esquizofrenia comenzaba a degustarse tímidamente con interludios musicales entre hits, hasta que llegó el turno de la conocida Warp 1.9, momento en el cual fue inevitable no unirse a la locura colectiva.
Quizá los cambios sufridos por la mala ordenación del setlist, devenía en momentos de incertidumbre algo extensos que rompían la línea paranoica del evento, aprovechada por muchos para respirar entre el tumulto.
Continuaron con temas como Have Mercy on Us y House No.84, incluso Edward Grinch se ganó al público con un sólo de batería.

Cornelius provocó el canto unísono de todos los fieles, animados continuamente a dar palmas por un estático Tommy Tea a los platos, quien continuó con otra de sus apuestas, Warp 7.7
 Bob Rifo, además de ser bueno a los platos, hizo alarde de sus conocimientos instrumentales tocando teclado, guitarra y el bajo a lo largo de todo el concierto.

Como era de esperar, tras el amago del fin de concierto, los enmascarados Bloody Beetroots saltaron nuevamente al escenario para regalar a todo miembro presente de la Iglesia más ruido celestial.
Hubo tiempo para una colaboración sorpresa (el dj Vicarious Bliss al bajo) que sirvió como colofón final a la hora y cuarto de la misa infernal.



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