vía Río Babel/ Ainhoa Laucirica |
El 1 de julio era una cita especial para la capital del país. Madrid acogía, entre otros muchos, tres eventos de sonada importancia para la cultura y el esparcimiento de los madrileños (y por consiguiente, para sus arcas): el desfile del orgullo, la velada de Ibai y la jornada central del Festival Río Babel, en la Caja Mágica, con Juan Luis Guerra como rey de la noche.
Y a juzgar por lo observado en redes sociales en esta mañana de acalorado domingo, el tercero fue un plan ganador. No sabemos si el mejor, pero sin duda sí fue el más divertido. Y la culpa la tuvo un grupo de avezados músicos dominicanos sobre un escenario.
Juan Luis Guerra y su 4:40 fueron el motivo por el que más de 18.000 personas se desplazaron hasta los exteriores de la Caja Mágica -ubicada en el popular barrio de San Fermín- para poner a punto articulaciones y ritmo. Y la radiografía -que de eso se habló y cantó mucho anoche- del público no pudo ser más heterogénea -como el cartel del festival-: venezolanos, dominicanos, colombianos, peruanos, mexicanos, panameños o cubanos y también, españoles, claro. Pero la presencia hispanoamericana ganó por goleada en un escenario principal que sucumbió al encanto merenguero de Guerra y sus músicos.
Los más de diez artistas que acompañan a Guerra en cada directo salieron a escena pasados unos minutos de las 22.30h. con una artillería de buen ritmo y sobradas tablas afrontando los acordes de 'Rosalía', el temazo que abre su disco más célebre, 'Bachata Rosa' y que, a pesar de tener 33 años, sigue sonando tan fresco y actual como si hubiese salido antes de ayer del horno. 'La Travesía' y 'La llave de mi corazón' se sucedieron en el setlist de Guerra, logrando convertir el cemento del parking en una gran pista de baile donde el son latino acaparó todos los sentidos e hizo olvidarnos, por unas horas, de los hedores residuales de la cercana depuradora de la M-40.
El set continuó con 'Como yo,', 'Kitipun' y un medley de salsas que dispuso a las parejas a bailar entre el público. Tras este, las pantallas del escenario principal 'se pusieron a pulso' para dar paso a uno de los momentos álgidos de la noche: 'El Niágara en bicicleta'. Tras este torbellino sonoro de crítica social, llegó el turno de la festiva 'Para ti'.
Guerra le canta con la misma alegría al amor y a la falta de este, a la vida, a la injusticia y a todo cuanto le acontece, pero si hay un tema especialmente sensible y fino en sus canciones, es el de la fe. Una creencia acérrima en su 'Rey de reyes' y 'Señor de señores' que hace mover el esqueleto y mirar al cielo con gratitud hasta al más ateo. Creas o no, vivir uno de sus conciertos cura, momentáneamente, toda angustia y depresión. A base de merengue, bachata y salsa, Juan Luis Guerra ha encontrado su particular forma de ejercer una prédica sobre Jesús que sale disparada en forma de merengue y confeti y te entra, literal, por cada poro de la piel.
De nuevo, un medley bachatero -que incluía, entre otras, 'Bachata en Fukuoka', 'Frío Frío' o 'Burbujas de amor'- con el que se marchó del escenario para dar turno y protagonismo a sus músicos interpretando 'Tú' y 'Como abeja al panal'. El dominicano se marchó del escenario durante 15 minutos para recobrar fuerzas y continuar con el set. Un largo respiro merecido: son 66 años los que gasta el gran Juan Luis y toda una vida sobre los escenarios conlleva su desgaste.
'Visa para un sueño' devolvió la fiesta a su punto más álgido. Una de las canciones protesta que hace 34 años convirtió a Guerra en una de las voces más críticas e influyentes de la cultura dominicana, anoche estaba más viva que nunca: los latinos presentes -me atrevería a decir todos- han experimentado en sus propias carnes la realidad que esconde esta canción: dejar atrás tu país de origen en busca de un ansiado visado por el progreso y un futuro mejor. Y ahora me tomo la licencia de hacer un alto en la crónica para agradecer, de corazón, la actitud de todos estos latinos que afrontan los momentos más difíciles de sus vidas con la música y la alegría por bandera. 'El costo de la vida' y la coreada 'Ojalá que llueva café' cerraron este bloque social, dando paso a la espídica 'El farolito'. Para cerrar, una de las catequesis cristológicas más bailadas en el mundo entero: 'Las avispas'.
Se sabía que aún faltaba un último cartucho y la gente lo esperaba con ansia. Tras corear "otra, otra" por parte del público, las pantallas se volvieron a encender para incitar el ruido con gritos y júbilo y seguir arengando a la masa, una masa que quería 'más Guerra'.
El álbum 'Bachata Rosa' sería el protagonista de este último bloque y bis, con 'A pedir su mano', 'Bachata rosa' y 'La bilirrubina'. Juan Luis Guerra y su 4:40 tienen arte hasta para despedirse; la fórmula de 'me apago pero no' para dar el último golpe con 'La bilirrubina' es, sencillamente, divertidísima. Y si encima le sumas chispas, confeti y la alegría de sus caras, para qué pedir más. Gracias, Juan Luis, gracias Río Babel.
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