El desarrollo y metamorfosis de un gusano cualquiera cumple, por lo general, 4 fases: de huevo pasa a larva, ésta se alimenta mucho, muchísimo, hasta convertirse en pupa, un estado en el que maceran todo lo comido, para convertirse finalmente en el espécimen adulto, una preciosa mariposa ya preparada para comerse el mundo. No sabemos si esta es la mejor parábola, pero sirve, para entender qué coñ* ha pasado con Alex Turner. El frontman de Arctic Monkeys ha pasado de ser esa llamativa larva que se lo iba comiendo todo con 'Whatever People Say I Am, That's What I'm Not' allá por 2006, ha volar como una mariposa rey con 'Tranquility Base Hotel & Casino' y su disco más reciente, 'The Car' (el motivo por el que los británicos AM están en Madrid haciendo doblete).
La banda de Sheffield está presentando en nuestro país su octavo disco de estudio; lo hizo el sábado en el BBK Live de Bilbao, lo hizo anoche en Madrid y este martes repetirá en el estadio de la plaza de Felipe II. Centrándonos en lo vivido anoche en el templo madrileño, Arctic Monkeys, con un Turner a medio camino entre crooner e ídolo pop que sigue desgarrando las gargantas de sus fans femeninas, sacó una extensa artillería de pelotazos sonoros (hasta 21) a lo largo de hora y 40 minutos. Tiempo en el que las miles de personas que llenaban el espacio del WiZink vibraron, gritaron y disfrutaron de forma memorable con el cuarteto inglés.
Arrancaron con 'Sculptures of Anything Goes' para justificar la presentación de su nuevo disco, del que proyectaron en directo 3 canciones más a lo largo del set. Con la apertura del concierto, las luces retro, el impoluto outfit de Turner y el grano de la imagen en las tres pantallas, era imposible no meterse de lleno en las referencias clásicas de los años 70. Una estética en la que la banda parece encontrarse muy a gusto desde que editase 'Tranquility Base Hotel & Casino'. Pues nada, bienvenidos de vuelta el mood y la estética setentera más elegante. 'Brianstorm', en segunda posición, consiguió menear de un lado a otro la masa de seguidores que se agolpaba en primeras filas al ritmo de ''Thunder, are you putting us under". 'Snap Out of It' y 'Crying Lightning' se sucedieron entre vítores, gritos y saludos a Turner, que como siga así de suelto en el escenario, no se sabe a dónde llegará dentro de 10 años. Su carisma parece no encontrar límites y eso que el tipo es parco en palabras. Él -y su banda- a lo suyo: tocar y tocar. Con unos pocos "muchos gracias" bastaba para arrancar los gritos y el calor de su público, que siguió vibrando con 'The View From the Afternoon'.
'Four Out of Five', de su penúltimo trabajo, abrió un nuevo bloque en el concierto donde se fueron sucediendo clásicos (por tiempo) como 'Cornerstone', 'Why'd You Only Call Me When You're High?' o 'Arabella', con otros clásicos (por sonido) como la espectacular 'I Ain't Quite Where I Think I Am', que bien podría poner imágenes a las escenas más épicas de series como 'The Deuce'.
Los que calzábamos 20 añitos cuando 'Do Me a Favour', 'Pretty Visitors' y 'Fluorescent Adolescent' no paraban de sonar en Radio3 y MTV, gozamos con ese trío de ases interpretado del tirón por Turner y cía. Para el bloque final, 'Do I Wanna Know?', 'Mardy Bum', 'There'd Better Be a Mirrorball', '505' y 'Body Paint', en la que las guitarras se sucedieron en un outro alargado y cargado de virtuosismo. Los británicos volvieron al escenario para afrontar tres cortes más: 'Star Treatment', la festiva 'I Bet You Look Good on the Dancefloor' y 'R U Mine?', que tras acabarla, cogieron de nuevo los instrumentos para afrontar un estribillo extra. Hoy, un nuevo concierto de Arctic Monkeys en la capital, organizado por Last Tour, volver a dejar con muy buen sabor de boca a los agraciados con la asistencia.
