martes, 24 de julio de 2018

Gregory Porter sacude el corazón de Madrid [crónica Universal Music Festival]

Víctor Sánchez - 23 de julio de 2018 

- Hora: 21.30 -Lugar: Teatro Real (Madrid) -Promotor: Universal Music Festival
-Público: Lleno




El Teatro Real se engalanaba /si es que puede hacerlo más/ para recibir a una de las voces con más espíritu del panorama internacional, la de Gregory Porter. El artista de Sacramento, convirtió la noche del lunes en una noche sacra del jazz, con la energía y el alma que emanaba de su garganta como protagonistas de una ejecución de diez.

El ganador del prestigioso Grammy's llegaba al corazón de la capital con una generosa propuesta dentro del Universal Music Festival, el ciclo de conciertos que ha programado, un año más, la discográfica en la fastuosa sede clásica de la Plaza de Oriente.

Con las entradas casi agotadas y los asientos ocupados, el norteamericano y su virtuosa banda de músicos aparecieron sobre las tablas del Real para afrontar hora y media larga de auténtica emoción sonora. Pese a la intachable actitud, serena y respetuosa, de saberse toreando ante una de las grandes plazas, Porter no se amedrentó y dejó salir las mil almas que llevaba dentro en la noche del lunes. 

La calidad y control vocal es innegable. Insultante sería mencionar algo negativo de este señor, que si hubiera querido, podría haber prescindido del micro y los oídos de los allí presentes se hubieran enriquecido de igual forma. Porque, ¡qué chorro vocal tan bien controlado! ¡Qué eufonía vocal, qué gustazo para los sentidos! De verdad. 

Reconoció la labor catequética de Nat King Cole en su carrera musical, afirmó sentirse muy a gusto en Madrid e interpretó 'On My Way to Harlem', 'Take Me to the Alley', 'Dont Lose Your Steam', 'Hey, Laura' y 'Mona Lisa', entre otras, tras abrir la noche con 'Holding On'.

Gregory invitó al público a batir las palmas, a sacudir el polvo del soul y a cantar junto a él 'No Love Dying' para así marcharse con ese 'buen alma' que se respiraba en el Teatro, mientras la gente ovacionaba todo el trabajo de Porter en esa noche. 

El gigante californiano llegó a despedirse hasta en tres ocasiones. El arropado abrazo de los allí presentes obligaron a los músicos a realizar un doble bis. Primero, con 'Quizás, Quizás, quizás'. La versión de Osvaldo Farrés fue la más coreada de la noche /cosas del idioma y popularidad/ y logró calentar aún más al público, que exigió una nueva salida a las tablas de Porter y cía. 

Tras cinco minutos de ovación, Porter eligió para el final, finalísimo, 'Free', que terminó con una demostración de por qué este hombre ha escogido a estos músicos para acompañar su voz.

Chapó, sir Gregory Porter.

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