vía PS/ Sharon López |
Lo lógico en una crónica es arrancar la misma ubicando al lector en el día, hora, lugar y ambiente del concierto narrado, pero la experiencia sonora vivida anoche obliga a uno que escribe a saltarse las normas y partir, ya desde el inicio, desde un punto de vista absolutamente personal y sesgado, que te obligará (sí, querido lector) a hacer un esfuerzo para no dejarte influenciar por lo que uno escribe. Porque lo vivido anoche en la ribera del Manzanares con The War On Drugs fue, sencillamente, sublime. Te pongas como te pongas.
El empacho de estímulos visuales y superfluos al que nos tienen acostumbrados la mayoría de artistas anoche no solo no fue protagonista, es que no existió. Quien sí existió fue, paradójicamente, la música en vivo. Los de Pensilvania llegaban de la mano del Primavera en la Ciudad (el ciclo de conciertos que el PS prepara en diversas salas los días previos a las jornadas centrales del festival) como el plato fuerte de la noche en La Riviera. Tras el paso de la ex-Hinds Ade Martín a.k.a. Shanghai Baby y la propuesta decibélica de Cloud Nothings, la sala madrileña recibía con una sentida emoción la propuesta de Adam Granduciel y compañeros.
Una banda que, de existir un museo a la pulcritud musical y excelencia interpretativa, merecería un destacado lugar. Siete músicos con más instrumentos que manos, capaces de lograr atmósferas y trasladarte sin demasiado esfuerzo a esos momentos especiales de la vida. La potencia y eco de los golpes sencillos de la batería, la melosidad ambiental de los saxos y los sintes -¡hasta 9 teclados para solo 4 músicos!- y los viajes sensoriales de las cuerdas (vocales e instrumentales) de Granduciel se aúnan y acompasan con tanta soltura y sensibilidad que la atmósfera es, de verdad, como pocas se recuerdan en directo.
'An Ocean in Between the Waves' fue la elegida para el arranque de un concierto que, desde el inicio, nos elevó del suelo madrileño durante una hora y media de set. Era como si la gravedad perdiese fuerza y se instaurase una especie de flotabilidad para acercarte a cada una de las canciones escogidas por la banda para su set en Madrid, trasladándote a una constante sintonía entre la felicidad y el dolor que esconden sus letras.
De nuevo, me tomo la licencia para cortar la línea narrativa de la crónica y felicitar a la organización del Primavera Sound por sacar a The War On Drugs de la programación central del festival (al menos en Madrid) y meterlos exclusivamente en sala. Como bien recordó el propio Adam, la banda ya estuvo en Madrid el pasado verano en un concierto al aire libre (dentro del Mad Cool) y, visto lo visto, no tiene nada, pero nada que ver. Lamentablemente, el mood y el ruido de un festival de masas, en este caso cumple letra a letra con la pedante afirmación "ya, pero no es lo mismo que verles en sala". 'I Don't Wanna Wait' nos trajo la primera muestra en vivo del sonido de su último LP 'I Don't Live Here Anymore'. Un tema cuyo estribillo recordaba a más de uno la emoción de canciones como 'Dancing In The Dark' del maestro Springsteen, sabida influencia de Adam.
Con 'Pain' se logró la primera gran ovación previa de la noche, que se intensificó al finalizar los más de cinco minutos de tema. Adam estaba exultante, emocionado y agradecido a público y banda. Se notaba -o al menos así lo hacía ver- que estaba contento con lo logrado en la noche del lunes en Madrid. Con 'Come to the City', 'Strangest Thing' y 'Harmonia's Dream' sonaron deliciosamente bien. Al menos, hasta la llegada de 'Comin' Through', donde el frontman paró la canción en seco al no encontrarse a gusto con cómo se estaba desarrollando este tema. Tras cambiarse de guitarra, dio la orden y de nuevo arrancaron los acordes de este tema extraído de su segundo álbum.
Y de nuevo, otro de los momentos grandes de la noche: 'Red Eyes' y ese indescriptible riff que, sencillamente, te hace ser feliz al golpe de los versos:
Sin perder un atisbo de emoción, se sucedieron 'Eyes to the Wind' (con guiñito a 'Old Skin'), 'Under the Pressure', una extendidísima 'I Don't Live Here Anymore' con la que presentó a su banda y 'Occasional Rain' para el cierre. Un final sin bises, sin trucos de show prefijado y de nuevo, sin artilugios. Porque anoche The War On Drugs hizo solamente música, buena música y por consiguiente, un concierto 10.
totalmente "about the music". De los mejores conciertos que he visto en años y he visto muchos
ResponderEliminarSimplemente espectacular
ResponderEliminarNo puedo coincidir mas con el artículo, lo de estos tíos es increíble! El nivel de directo que se marcaron en La Riviera, es paranormal!!
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