Víctor Sánchez-p - 16 de marzo de 2015- Hora: 21.00
-Lugar: Teatro Barceló (Madrid) -Promotor: Houston Party/ Heart of Gold
Público: Casi lleno
Público: Casi lleno
¿Han experimentado esa sensación de rabia controlada cuando uno lee en una crónica que el concierto que hubo anoche en su ciudad fue de los de recordar? ¿Y si encima habías estado al tanto de que se iba a llevar a cabo ese directo, y aún con tickets disponibles para disfrutarlo preferiste no acudir? La rabia se ve multiplicada e incluso te arrebata un gesto de exasperación... Pues lamentándolo y mucho, esta crónica es una de esas, con St. Paul & The Broken Bones como protagonistas.
St. Paul & The Broken Bones estuvieron mayúsculos, sonaron como una jodida banda de renombre, con sólo un disco a sus espaldas los de Alabama saben estar sobre el escenario como si llevasen 30 años sobre las tablas, irradian alma soul /valga la redundancia/ y tienen carisma, tanto como para meterse en el bolsillo desde el minuto uno a toda la sala.
Una Teatro Barceló casi completo disfrutó como lo hacen unos críos en un parque de atracciones, con la voz de Paul Janeway como vagoneta de una montaña rusa de ensueño. La versatilidad de su voz, el chorro vocal y su capacidad de hacer con su interpretación una vivencia real de las letras consiguieron que el público disfrutase desde los primeros acordes del septeto.
Hora y media de directo en el que, además de vibrar y sonar con más potencia si cabe los temas recogidos en sus dos Eps y en el disco debut, los de Birmigham versionaron impolutamente a los británicos Radiohead con el tema 'Fake Plastic Trees', al gran David Bowie a través de una versión southern de 'Moonage Daydream', a Tom Waits y Wilson Pickett, además del siempre influyente Otis Redding.
En cuanto a sus composiciones, sobresalieron 'Don't Mean a Thing', 'Half City', 'Like A Mighty River' y la genial 'Call Me'.
Todos los músicos ocupaban su puesto de forma impecable, sin pisarse, ninguno hacía por predominar sobre el resto de sus compañeros. Se les vio disfrutar tanto que, al final, en el bis, premiaron a los presentes con cinco canciones, incluidas las versiones de su ídolo Otis Redding. Con 'Try a Little Tenderness' cerraron un set en el que Paul simuló estar exhausto para luego revelar que, además de voz, tiene tanta energía como para parar un tren, levantándose del suelo al ritmo frenético e 'in crescendo' del tempo.
St. Paul & The Broken Bones demostraron ser, sin lugar a dudas, una maravilla.
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