miércoles, 14 de noviembre de 2012

Andrew Bird, el hombre pájaro, deslumbra en Barcelona

Estefania Bedmar - Fotos: Estefania Bedmar - 12 noviembre de 2012
- Hora: 20.30 -Precio: 22 euros -Lugar: Sala Apolo (Barcelona) -Promotor: Mercury Wheels
Público: casi lleno


 No es fácil crear y definir un estilo concreto y original en el mundo musical, y sin embargo, Andrew Bird lo consigue. El pasado 12 noviembre deslumbró con su actuación en la mítica sala Apolo de Barcelona. Durante 2 horas y 10 minutos, Andrew Bird envolvió al público con su particular sonido de violines, guitarras y sus silbidos, acompañado además de unos músicos de excelente calidad e increíblemente versátiles -uno de ellos tocó el bajo, la guitarra y el contrabajo en cuestión de minutos-.


 Los que hayan escuchado a este “cantante-violinista-silbador”, como a él le gusta definirse, sabrán que su sonido es muy particular. El protagonismo del violín, a veces empuñado como una guitarra, y su silbido de pájaro, son sus señas. Andrew Bird desborda música por cada poro de su piel, de manera que ésta no solo está formada por los instrumentos y la voz, sino también por los gestos, las expresiones, los movimientos. Todo es música en él.

 El público disfrutó de muchas canciones de su último trabajo 'Break it yourself', como 'Despereation Breeds...' 'Give it away', 'Eyeoneye' o la genial 'Hole in the ocean floor', pero también deleitó al púbico con algunas de sus anteriores trabajos, sobre todo de 'Andrew Bird And The Misterious Production of Eggs'. Junto con los músicos que le acompañaban, consiguió crear una atmósfera muy particular en la sala Apolo, con una excitación tranquila del público.

 El sonido, envolvente y nítido, y la simpatía y la compenetración en el escenario, hicieron que el interés del concierto se mantuviera durante las 2 horas y 15 minutos del set. De hecho, cuando ya habían superado las dos horas ininterrumpidas de actuación y ya se habían encendido las luces, reaparecieron en el escenario por tercera vez de manera totalmente inesperada. Incluso en ese momento sorprendente, en el que regalaron dos canciones más, consiguieron dejar al público quieto en el mismo sitio y con la boca abierta.

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