Los cuatro chavales que hace tan solo 5 años eran famosos en tres calles, los chicos que le cantan a la muerte, al desamor, al lorazepam y a sus amigos del barrio, Carolina Durante, se coronaron en su ciudad, Madrid, en una de las plazas grandes: el WiZink Center. En una fría noche de viernes, la capital recuperaba el espíritu ochentero de barrio, ese espíritu punk-pijo de una Movida no alimentada por gente de allí y de allá, sino por los que estaban ya aquí cuando la olla de la movida empezó a cocerse. Espíritu representado por los teloneros de la noche, los Nikis, que ayudaron a Carolina Durante a cerrar una noche de apoteosis desmedida.
Hacía mucho, muchísimo tiempo que no se veía a miles de personas bailar tan 'desatadamente' por culpa de un grupo local. El espíritu hooligan que solíamos observar en los conciertos de la otrora Gran Bretaña se adueñó de la pista del WiZink Center en la noche del 27. Y la responsabilidad de todo esto recayó sobre 'Cuatro Chavales', el segundo álbum de los madrileños, que derrocharon energía, ganas y actitud en su cita más importante hasta la fecha.
En la pista, los nacidos en los 70 se mezclaban con los genZ y todos, absolutamente todos, eran chavales que querían disfrutar de una noche cargada de hits pensados para desgañitarse las gargantas. En total, 32 canciones afrontadas sin titubeos ni medias tintas. Cada uno de los cortes escogidos por Carolina Durante sonaban con la misma o más potencia y garra que el anterior, porque a ganas... nadie les ganó (nótese la repetición retórica).
Recibieron la visita de Yawners, Molina (antiguo compañero de filas), una de las chicas de Cariño para interpretar 'Perdona (Ahora sí que sí)' y Orslok, con quien CD ha sacado su último single 'Casa Kira'. Con la fiesta de 'Cayetano' volvieron al interior del camerino para cambiar sus ropajes y enfrentar un extenso bis compuesto por 5 canciones. Los Nikis volvían a subirse sobre el escenario para interpretar junto a Carolina Durante quizá el tema más flojo de la velada, 'Salvaje Pasión', que según Diego les salía mejor en los ensayos. Pero se les perdona, porque a alguien que se muestra sincero, sin artificios ni artilugios, que pide perdón cuando falla en algún momento de la noche, que interactúa con sus colegas de toda la vida diseminados por el foso y que incluso se muestra incrédulo con lo que está protagonizado, efectivamente, se le perdona todo.
Hasta el final, muchos esperaban la aparición de Rosalía sobre las tablas, aunque la catalana (que según el salseo parece ser ahora cuñada del cantante) prefirió quedarse en el anonimato de la pista y de la mesa de sonido disfrutando como una más. Pero estar, estuvo.
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