Viernes trágico en el mundo. La música, la libertad y decenas de personas han muerto en la noche del viernes a manos de terroristas en distintos escenarios de la capital de Francia. París ha quedado consternada al ver que se repiten en muy poco tiempo los ataques a su libertad a manos de presuntos yihadistas.
Eagles of Death Metal era el grupo que actuaba ante centenares de fans en la noche del viernes en la sala Bataclan, un recinto que vivió la historia más trágica que recordarán sus paredes nunca. A mitad del show de la banda liderada por Josh Homme /aunque este no viajó a París/ y Jesse Hughes, varios terroristas irrumpieron el set disparando ráfagas con sus armas automáticas de forma discriminada, arrebatando la vida de al menos 100 personas y dejando heridas de muerte a otros muchos, que hoy sábado luchan en diversos hospitales de la capital parisina por salvar su vida.
La banda al completo está salva, así lo comunican en sus redes sociales, pero no están bien, uno de los miembros de su crew, Nick Alexander, falleció en los tiroteos. Sus ojos han visto morir a decenas de fans, sus ojos han sido testigos del horror, del sinsentido, del fanatismo más estúpido, de la cobardía y de lo ruin. Sus ojos han visto como la libertad de disfrutar de un simple concierto ha quedado truncada por la aberrante actuación de unos desalmados que juegan con la vida del prójimo en nombre de Dios.
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