Víctor Sánchez - 7-9 de julio de 2016
- Hora: 17:00 -Lugar: BBK Live (Bilbao) -Promotor: Last Tour
Público: Lleno
Arcade Fire |
El BBK Live 2016 de Bilbao ha sido, probablemente, la edición más atractiva de toda su historia. Así lo confirman los más de 100.000 asistentes que han disfrutado de más de 80 conciertos y sesiones vividos en Kobetamendi del 7 al 9 de julio.
Si bien es cierto que no todos han estado a la misma altura, es digna mención la de algunas bandas que, pese a no desgranarlos en crónica, merecen ser mentados. Es el caso de la americana Hana /que salvó vocalmente el directo de Grimes/ WAS con la presentación en casa de 'Gau Ama', Little Scream, InHeaven, John Berkhout, C. Tangana o el de los debutantes GreenClass.
Pero vamos al grano, llegados a este punto /y más quien haya vivido el BBK en carne y hueso/ sabe qué conciertos han sido los ganadores de esta 11ª edición.
Arcade Fire, los jefes del cotarro
En la jornada del jueves, la de apertura, un gran nombre sobresalía sobre el resto: Arcade Fire. Los canadienses, que ofrecerían uno de los dos únicos conciertos que han ofrecido en los festivales de Europa, se lanzaban al escenario tras dos años parados. La banda de Butler parece no haber perdido ningún detalle que los hace ser lo que son, una de las bandas más importantes del globo, sino que siguen acrecentando su valía al proponer directos como el vivido en Kobetas la noche del 7 de julio.
La mastodóntica banda quiso pisar sobre seguro desde el inicio, comenzando el set con 'Ready to Start' y 'The Suburbs'. 'Reflektor', 'Afterlife' y 'We Exist' no tardaron en aparecer, que dejaron el camino llano al resto de composiciones de la banda hasta que llegó otro de los momentos álgidos: 'We Used To Wait'.
Tras esta, todo vino rodado. 'No Cars Go', 'Haïti', las gemelas 'The Neighborhood' y 'Rebellion' se sucedieron para acometer con 'Here Comes the Night Time' y 'Wape Up' un final que dejó satisfechos a los miles de asistentes en la noche del jueves.
Pero antes de Arcade Fire hubo mucho BBK, o lo que es lo mismo, mucha fiesta de la música en directo. En un recinto cada vez más acogedor y atractivo, el festival abría con la mencionada Little Scream, con Gallant en el segundo escenario y, de regreso al principal, con otro de los hypes del año: Years & Years.
Los creadores de 'King' se convirtieron en los reyes de la tarde, con lluvia de regalos y peluches para el cantante Olly Alexander. El trío, numero 1 en su país con 'Communion', quiso hacer bailar a las masas, y vaya si lo consiguió. Con 'Shine', 'Ties', 'Gold' o 'Desire' en su set list, los de Londres lograron convencer a seguidores y detractores de una de las bandas pop más importantes de la actualidad.
Del principal saltábamos al escenario Heineken, donde los escoceses Chvrches llenaron hasta la bandera. Presentaban nuevo disco y su cantante, Lauren Mayberry, recibió más piropos que cualquier persona en todo el festival. Su atractivo es innegable, y más cuando canta canciones como 'Gun', 'Bury It' o 'Recover'. El set lo finiquitaron con su tema más reconocible, 'The Mother We Share.
A la par que Chvrches llenaba su escenario, la Carpa vivía uno de los conciertos más potentes /en sonido/ que se ha vivido en esta edición. El britpop traído desde Australia por DMA's convenció a todos los presentes, que disfrutaron con las canciones extraídas del álbum debut de la banda. La formación, ataviada con su peculiar look cuasigranjero, no dudó en mostrarse rígida y tensa durante su set, una actitud que acostumbran a representar y a la que debes acostumbrarte. DMA's son buena música, cerveza e historias que contar.
M83 |
Con 20 minutos de retraso /¡ay la Eurocopa, Anthony!/ M83 salió a escena para presentar 'Junk', su último LP. Los franceses brillaron -solo- con las canciones de su predecesor 'Hurry Up, We're Dreaming', un set list con tintes alegres que encajaba a la perfección en el ambiente de jarana de un festival.
La pelota volvía de nuevo al escenario Heineken, donde centenares de personas aguardaban la llegada de una de las bandas con mayor peso en la historia musical, New Order. Los ingleses comenzaron con 'Singularity', 'Ceremony' y 'Academic'. A estas alturas, ya tenían en el bolsillo a medio Kobetamendi, pero lo mejor estaba por llegar. Bernard Sumner y los suyos abordaron 'Bizarre Love Triangle', 'Plastic', 'True Faith' o Blue Monday', para finalizar con 'Temptation' y 'Love Will Tear Us Apart'. Las cenizas de Joy Division siempre estarán revoloteando mientras viva New Order.
Viernes a golpe de guitarra
José González, el sueco de acento argentino, abría la programación de renombre del viernes, la jornada ecuador, donde presentó en directo /y acompañado de 4 músicos/ 'Vestiges & Claws', su último LP editado hasta el momento.
'Crosses', 'Put Your Hand On Your Heart', 'Walking Light' /de su proyecto Junip/ o 'Killing For Love' se entremezclaron con otras delicadezas, que vieron su final representado en 'Teardrop' y 'Heartbeats', sus dos mejores versiones.
Ocean Colour Scene, que venían a re-enamorar con 'Moseley Shoals', abrieron con un guiño a The Beatles y su 'Day Tripper', De seguido, tres de sus mejores canciones: 'The Riverboat Song', 'The Day We Caught The Train' y 'The River'. Aunque aún quedaba para rato, el concierto menguó en intensidad y no remontó hasta entrados los acordes de 'You've Got It Bad'. Para su marcha, la fastuosa 'Hundred Mile High City'.
Belako, el sobresaliente local
Los de Mungia tocaban en casa, pero ni ellos se esperaban tal acogida. En el Pepsi Stage no cabía un alma. Sus amigos se agolpaban frente al escenario, pero centenares de personas lo hacían buscando un pequeño campo de visión que les permitiese atisbar algo de 'Hamen', el último disco de los jovencitos de Belako.
Tras aporrear el trasero de su bajista, el cuarteto salió a escena para presentar los temas de sus dos discos. Vitoreados, Belako se mostraban felices y extasiados por lo que estaban viviendo. No es para menos. Tanto sus canciones como sus covers, su sesión instrumental y sus discursos en euskera, todo sumo. Y claro, fue un bolazo.
Lo de Grimes era crónica de una muerte anunciada. La canadiense suele tener poca suerte en sus directos, que si calambrazos eléctricos, peleas con los fotógrafos o caídas, en Bilbao no iba a ser menos. Pese a no estar muy afinada, el sonido atronador y la puesta visual y en escena merecían la pena.
'REALiTi', 'Flesh Without Blood', 'Venus Fly', 'Artangels', mucho bribribri y grititos culturales, agradecimientos casi inentendibles y, de repente, el apagón. 18 minutos sin señal eléctrica que dejaba a Grimes, Hana y las dos bailarinas aguardando el regreso de la luz a un lado del escenario, al público de Claire desencajado /recordemos que era su único directo del año en España/ y la confirmación de que Grimes tiene un mal de ojo.
De nuevo con la energía restaurada y reseteados todos los teclados, Grimes volvía a hacernos bailar con 'Genesis', 'Scream', una versión bizarra del 'Ave Maria' de Schubert y 'Oblivion', dejando para el final 'World Princess Part II' y 'Kill v. Maim'.
Pixies |
Repuestos de Grimes, tocaba vivir el concierto más multitudinario del día, el de los norteamericanos Pixies, que si bien repasaron lo mejor de su carrera, no convencieron a muchos asistentes del festival que buscaban -casi desesperados- otro tipo de propuesta. ¿La solución? el siempre resolutivo espacio Basoa.
Más de 30 canciones despachadas a golpe de sudor y guitarra, entre las que sobresalieron 'Velouria', 'Greens and Blues', 'Where Is my Mind', 'Here Comes Your Man' y 'Planet of Sound'. Nada más finalizar, Underworld hacía sonar el techno que ha marcado a todas las generaciones, decantándonos por el directo más salvaje del BBK Live, el de Slaves.
Los ingleses no necesitaban otra cosa que su actitud para hacer vibrar a las miles de personas agolpadas en una Carpa que se quedó muy pequeña, a pesar de la hora del concierto. Devoraron sus canciones repartidas en el único disco en el mercado que tienen por el momento, pero qué discazo.
Slaves fueron la terapia perfecta para quienes buscaban quemar calorías, y un acierto para los que buscaban un nuevo grupo al que adherirse en la causa. Seguro que Slaves se llevó a casa un buen puñado de nuevos fans.
Sábado, maravilla de cartel
El último de los días tenía el mejor de los carteles. Con el binomio Foals/Tame Impala comandando el cotarro, el BBK se había guardado varias de sus mejores cartas para despedir la edición.
Entrábamos en la tarde más calurosa con los arpegios de Courtney Barnett. No en vano la artista australiana ha triunfado en los premios de la música australiana. La muchacha, con su único disco 'Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit' en el mercado, consiguió atraer a muchos curiosos al monte bilbaíno a primera hora.
Un concierto que sonó realmente bien, con preciosos giros vocales y consiguiendo dejar hipnotizado al público. Un derroche de rock venido de Australia, como la panacea para el hastío de la gente cansada de lo de siempre.
Father John Misty, 'contento' de estar en Bilbao
No sabemos si el que fuera batería de Fleet Foxes subió con algún txakoli de más o se hacía el embriagado, pero Father John Misty estaba muy, muy cariñoso y algo pato con las alturas /se cayó del escenario y se desolló las rodillas, en distintas jugadas/
Pese a ello, J.Tillman estuvo musicalmente acertado. Su banda, de esas que nunca defraudan, acompañaron de buena gana al creador de 'I Love You, Honeybear'. Un hippie -en su acepción más gamberra- y todo un poeta, el artista norteamericano gustó y cayó bien, realmente bien.
Tame Impala, medalla de oro
Nos movíamos de escenario y volvíamos a Australia, o mejor dicho, Australia se movía a Bilbao. Un buen puñado de aussies se entremezclaban con el público patrio para disfrutar del, redoble de tambores, concierto del festival.
Sí, Kevin Parker, aka Tame Impala, trajo a Kobetas lo mejor de esta edición. Los de Perth presentaban 'Currents' y, pese a no mostrar nada que no se haya visto ya en sus directos, la música y su buen hacer pusieron la nota sobresaliente.
Un setlist completo, que dio cobertura a todas las etapas de esta formación que aún tiene en el horizonte lo mejor por vivir. Por mencionar algunas, 'Let It Happen', 'Elephant' o 'Feels Like We Only Go Backwards', pero insistimos, todas fueron de traca.
Jagwar Ma |
La indecisión se apoderaba de quien escribe estas líneas con el solape Editors - Jagwar Ma. Como Australia estaba dejando tan buen sabor de boca, Jagwar Ma venció en la balanza y consiguió que disfrutásemos de su set. Porque hizo disfrutar. El trío, amigos de Kevin Parker y cía /que siguieron su directo desde un lateral de la Carpa/ cargó de decibelios el escenario cubierto para hacer bailar a diestro y siniestro.
Potentes, envolventes y con los beats y graves como protagonistas, derrocharon /sin importar la afinación del cantante/ actitud y una retahíla de buenas canciones.
Con Foals, el otro co-cabeza del sábado, hubo sensaciones enfrentadas. Hay quienes decían que fue un bolazo, también los hubo que se quejaron constantemente del bajo volumen y los que desaprobaron el setlist escogido por la banda inglesa. Pegas aparte, lo de Foals estuvo realmente bien. Algo más comedidos en actuación que otras veces, la banda supo reaccionar bien ante el público que se agolpaba, ofreciéndoles lo que venían buscando: fiesta.
'My Number', 'Total Life Forever', 'Spanish Sahara', 'Balloons' o 'Mountain At My Gates' fueron sucediéndose durante el bolo de los de Oxford, que cerraron con las magníficas 'Inhaler', 'What Went Down' y 'Two Stepts, Twice'. De nuevo, mencionar al batería Jack Bevan, fuerísima de serie.
Sonando Soulwax de fondo, el hype de Wolf Alice venció para acudir, de nuevo, a la bendita carpa, donde los ingleses presentaron su disco debut 'My Love Is Cool'. La banda estuvo bien, se nota que llevan decenas de conciertos seguidos, tanto es así que les preguntamos por sus anteriores veces en España y mal recordaban sus anteriores citas aquí.
Pese a ello, la siempre atractiva Ellie Rowsell y sus compañeros estaban a fuego con el público bilbaíno, hasta que al batería Joel Amey se le agarró un cabreo del 15 por culpa de sus auriculares. Los técnicos de sonido pagaron el pato, al igual que la batería, que fue golpeada en repetidas ocasiones por el músico, que, cargado de ira, decidió marcarse un Keith Moon y reventar todo el juego al finalizar el concierto.
Con esta actitud rock de la vieja escuela nos despedíamos de Kobetamendi hasta el año que viene.
*Todas las fotos han sido cedidas por la organización. Obra de Óscar L. Tejeda, Javier de la Rosa & Liberto Peiro.
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