Víctor Sánchez-p - 12 marzo de 2014- Hora: 21.00
-Precio: 23 euros -Lugar:Joy Eslava (Madrid) -Promotor: Live Nation
Público: Casi lleno
Una Joy Eslava rozando el sold out es lo que se encontró el joven Tom Odell y sus compañeros de faena en su estreno en la capital. Si en la noche del martes se desvirgaba con el público barcelonés, su debut en la capital estuvo marcado por un setlist más que generoso, que ocupó hora y media de nuestros relojes, y en en el que fue desgranando su primer larga duración, 'Long Way Down'.
'Hold Me' abrió la velada, tras la cual llegó el momento de uno de los temas más aclamados de su único disco, 'Can't Pretend'. Con ella dio el pistoletazo de salida a las composiciones tan celebradas por sus fans, como son 'Till I Lost', 'Grow Old With Me', 'I Know' o 'Another Love', con la que se despidieron tras una hora y poco de directo, pero no se alarmen, Tom Peter Odell no se iba a marchar tan pronto...
No sabemos si Tom ha logrado algún hito con su primer concierto en la capital -en relación a sus colegas de profesión-, pero lo que sí ha conseguido es ser el artista con uno de los bises más largos que se recuerdan. 6 fueron los temas /con cover incluida de 'I Just Want To Make Love To You'/ que la banda interpretó ante el respetable de la Joy Eslava tras marcharse del escenario, eso sin contar su improvisación sobre Madrid y España, país del que no se querría ir "nunca".
En el set organizado por Live Nation también sonaron piezas nuevas -'Daddy'-, o preciosas molduras vocales como la llevada a cabo con 'Change your mind'.
El de Chichester comenzó la acción a las 21.00 horas, bien puntual, tras celebrarse un telón protagonizado por Ryan Keen, que pronto sacará disco. Acompañado de "los mejores músicos del mundo" /la verdad que cuando los presentó el rubio se deshizo en halagos hacia sus compañeros/, Tom Odell llegó a la veintena de temas en su cita con el público madrileño, tirando del debut, sus EPs y nuevos temas.
El foso logró guardar el silencio para una puesta en escena que lo requería, siendo muchos los momentos en los que el protagonismo se centraba en la ternura y quietud de los acordes del piano de Odell, del que no se despegó en casi toda la noche. Eso sí, piropos no faltaron para el joven británico, que se entregó al público en su noche más calurosa.
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