Víctor Sánchez - 30 de octubre de 2018
- Hora: 21.00 -Lugar: Sala But (Madrid) -Promotor: Live Nation
-Público: Lleno
Los británicos Nothing But Thieves lograron, semanas antes de la cita con el público madrileño, lo que no imaginaban: colgar el cartel de 'no hay entradas'. Con esta ilusión, los de Essex salían anoche, a la hora acordada, al escenario de una sala But atestada de fans deseosos de una buena dosis NBT.
Abrieron con uno de los cortes más reproducidos de 'Broken Machine' que, paradójicamente, también abre el disco. Como de aperturas va la cosa, con los primeros golpes de batería de 'I Was Just a Kid', la formación logró abrir el hambre de música del público, que, literalmente, no cejó en su empeño por cargar la sala de sudor y energía.
Un concierto enérgico, con el habitual virtuosismo vocal de Conor Mason eclipsando cualquier careo llegado desde el foso. Un registro vocal que volvió a ser protagonista indiscutible de un directo completísimo, que nos regaló la interpretación de 'Take This Lonely Heart' por primera vez en un bolo y un repaso por sus mejores golpes del disco debut /véase 'Ban All the Music', 'Wake Up Call' o 'If I Get High'/
Era su tercera vez en la capital y, sin duda, la más satisfactoria para público y banda. Tras descubrir su directo en horario diurno del Mad Cool y Dcode /ambos en 2016/ la banda gana en espacio cerrado, con una sensación de mayor decibelios que se introducen por la médula espinal. Su propuesta va directa al pecho, es un revulsivo hormonal que te anima a desgarrar la garganta.
'Broken Machine', 'Live Like Animals' y 'Number 3' provocaron pogos, amagos de crowd surfing y una ebullición de felicidad digna de las mejores fiestas de instituto. Para el final, y tras enamorarnos con 'Sorry', lanzaron la sosegada 'Afterlife' y las ganadoras 'Itch' y 'Amsterdam'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario