Víctor Sánchez-p - 28 noviembre de 2012- Hora: 21.30
-Precio: Desde 45 euros -Lugar: Palacio de los Deportes(Madrid) -Promotor: Doctor Music
Público: Lleno
Madrid vivió en la noche del miércoles un impulso de certidumbre ante la ira que provoca el día a día de 15.000 personas que abarrotaron el Palacio de los Deportes y que sufren las consecuencias de un otoño frío y algo desesperanzador, pero que gracias a The Black Keys pudieron disfrutar como niños y brincar a expensas de lo que pase ahí fuera.
Este dúo formado por Dan Auerbach y Patrick Carney salidos de la ciudad de Akron /Ohio/, representan la fórmula del éxito gracias a un conjunto de circunstancias que les ha llevado a conseguir estar en la cúspide del rock con siete discos de estudio y un seguimiento mediático creciente gracias a la lengua bífida del batería y lo atípico de su imagen, acompañado del inestimable portento musical que como banda --y que abandera Dan con sus riffs 100% americanos-- han conseguido, todo ello endulzado con su última entrega que vinieron a presentar: 'El Camino'.
La primera bocanada llegó cargada: 'Howlin for You', 'Next Girl' y 'Run Right Back' abrieron un concierto no muy largo /duró hora y media, contando con el bis/ pero sí intenso, en el que dejaron algo olvidados los primerizos temas --que aún muchos de los que ayer abarrotaban el Palacio no conocen-- y se centraron en su galardonado último disco, 'El Camino'.
'Same Old Thing' y 'Dead And Gone' continuaron con la escalada de alegría generalizada --los coros de esta última hicieron que el respetable participase enérgicamente-- para llegar a 'Gold on the Ceiling', uno de los temazos/temarrones. Sí, aquí la fiesta explotó y la energía de 15.000 almas se transformó en saltos y halagos hacia el escenario, del todo merecidos.
Con la llegada de 'Thickfreakness' se notó el tirón hype de este dúo, que ahora sí --y sin los dos músicos que les acompañan en sus giras-- mostraron quiénes son de verdad, su desgarro blues de riffs guitarreros y los golpes secos de un aparente 'arrítmico visual' encarnado por Patrick sobre la batería. Y eso, como era de esperar, no gustó tanto a la gente que sólo había escuchado de pasada 'El Camino' y por aquel entonces se autodeclararon fervientes seguidores de la formación.
Continuó la muestra de los viejos Black Keys con 'Girl Is On My Mind' y 'Your Touch', que al finalizar, devolvió a Gus Seyffert y John Wood a sus puestos para embarcar uno de los hits de la noche: 'Little Black Submarines'. Con una guitarra 'resonator', Dan abordó los sentidos acordes de este tema que te hunde a abrazarte a un bourbon para estallar en mil sensaciones, tal y como lo hizo la banda tras esperar varios segundos de tensión y chillidos.
Los seguidores del dúo disfrutaron de lo lindo con temas como 'Money Maker' o 'Strange Times'. De 'Brothers' --su sexto álbum y el más conocido hasta la salida del de los coches-- utilizaron 'Sinister Kid', 'Ten Cent Pistol', 'She's Long Gone' y 'Tighten Up' --la de las hostias del vídeoclip-- para llegar al aparente final, con 'Lonely Boy' como colofón final.
Con cinco minutos de descanso, el Palacio de Deportes se convirtió en una verdadera pista de baile con dos grandes bolas que impregnaron las paredes del edificio de cristal luminoso. Pese a autodeclararse odiosos de toda parafernalia en los conciertos, la marca americana es latente y lo del espectáculo, por mucho que no quieran, siempre lo llevarán consigo. Para cerrar, y en contra de todo pronóstico, 'I Got Mine', que dejó bien claro quién y qué son The Black Keys: rock-blues en carne viva. Con su gran letrero iluminado nos despedimos de una de las mejores noches que se han vivido en este recinto en 2012.
MÁS Y MEJOR: THE MACCABEES.
Para abrir boca y calentar el foso /luego hizo falta incluso aire acondicionado para bajar el ambiente candente/ los de Akron trajeron consigo a los nominados al Mercury Prize y hacedores de uno de los discos del año, The Maccabees. Estos británicos poco tienen que ver con The Black Keys, pero una versión de 'Lonely Boy' y cuatro palabras comerciales han bastado para que los geniales macabeos anden teloneando al dúo protagonista de la velada en su gira mundial.
Pese a que se contaban en un par de millares los curiosos que se adentraron en el palacio a primera hora, Orlando Weeks y compañía no quisieron desaprovechar la ocasión de presentar su trabajo en Madrid con la misma energía que desprende su último LP, 'Given to the Wild'.
11 maravillosos temas conformaron el directo de casi 50 minutos que los de Brighton ofrecieron en Madrid, siendo 'Child' --el mismo que abre su último larga duración-- el encargado de crear la atmósfera de misticismo que estos ingleses recrean en sus directos. No quisieron dejar de enseñar la mágica estructura de canciones como 'Forever I Know', 'Glimmer', 'Go', 'Feel To Follow' o 'Unknow', todas de su último trabajo, y que estallan en el desenlace de la canción consiguiendo dotarlas de épica gloriosa a estas odas.
También hubo espacio para temas consagrados de la banda como 'Young Lions', 'Love Your Better' o la magnífica 'Pelican', con la que cerraron su ambicioso set. Una pena para los que se perdieron este potencial y una verdadera alegría para los que disfrutamos de su directo sin problemas de espacio.